Etiqueta: las 17 provincias de los Países Bajos

HISTORIA DE LAS POSESIONES ESPAÑOLAS EN LOS PAÍSES BAJOS: PÉRDIDAS CON RESTO DE AUSTRIAS Y PRIMER ANJOU ESPAÑOL. Parte 3

En 1555, Carlos V al testar, incluyó los Países Bajos en la herencia de la rama española de los Habsburgo. Su sucesor, Felipe II, llevó a cabo una política impositiva dura en la zona, negando a los oriundos la  participación en el gobierno, al contrario de como había venido sucediendo hasta entonces, en los Estados Provinciales y Estados Generales.Read More

HISTORIA DE LAS POSESIONES ESPAÑOLAS EN LOS PAÍSES BAJOS: CARLOS V GESTOR. LOS TERCIOS ESPAÑOLES. Parte 2.

En 1496 se llevó a cabo el matrimonio de Juana de Castilla y Felipe de Habsburgo, y en 1498 reclamó Felipe a su padre el gobierno de los Países Bajos que le correspondía por herencia -y que hasta entonces detentaba  Maximiliano-, nombrando a Jean de Chalon su gobernador delegado hasta 1502.

Felipe de Habsburgo y Juana I de Castilla. Maestro de Affligem. 1500. Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica. Bruselas.

 

En 1504 murió Isabel la Católica,  y Juana I de Castilla  y su marido el archiduque Felipe el Hermoso, fueron llamados para hacerse cargo de la corona de Castilla y León, dejando como  gobernador de los Países Bajos  a Guillermo de Croy, que había sido nombrado en 1502, tras el cese de Chalón,  hasta 1505.

Bajo el gobierno del arzobispo de Croy, los Países Bajos tuvieron un gran desarrollo económico, especialmente Ámsterdam que creció exponencialmente sobre todo en la  última parte del  siglo XV, llegando a ser el  principal puerto comercial europeo.

El nacimiento de Carlos I en febrero de 1500, hijo de Juana  de Castilla y Felipe de Habsburgo, tras el fallecimiento previo del hijo varón de los Reyes Católicos el infante Juan en 1497, heredero de la corona de Castilla –ya León era de Castilla- y Aragón y de su hermana mayor Isabel, heredera de los mismos reinos desde la muerte de su hermano Juan, y reina de Portugal, fallecida en 1498, y de su hijo y heredero a las coronas de Castilla, Aragón y Portugal, Miguel de la Paz en julio de 1500, estableció un futuro heredero, que lo sería de hecho, tras su mayoría de edad en 1515 y después de las muertes de su padre Felipe el Hermoso en 1506 y de su abuelo Fernando el Católico en 1516 –que casó con Germana de Foix y tuvo un hijo que hubiera sido el heredero de Aragón, pero murió al poco tiempo de nacer-, de las coronas de Castilla, Aragón, el ducado de Borgoña –con los Países Bajos que se llamarían españoles y que incluían el Franco Condado y el condado de Charoláis-,  el condado de Flandes  y las coronas de Nápoles, Sicilia y Cerdeña.

La gestión de los territorios del ducado de Borgoña fue  detentada por Francia desde la derrota borgoñona de Nancy en 1477, tras la muerte de Carlos El Temerario sin hijos varones, aunque los Borgoñas seguían ostentando el título y revindicando permanentemente la recuperación de sus territorios, cosa que no ocurrió y ya en la paz de Cambrai en 1529, Carlos I renunciaba a poseer los territorios de Borgoña aunque no el título de Duque titular de ese nombre, pero los Países Bajos quedarían en la casa de Austria.

El Burgomaestre Jan van de Werbe, toma juramento a Carlos en los Estados Generales.  Jan August Hendrik Leys -Henry Leys-. Museo Real de Bellas Artes de Bruselas.

Así se llegó al 5 de enero de 1515, donde Carlos de Habsburgo fue nombrado en la gran sala del palacio de Bruselas por los Estados Generales, Señor de los Países Bajos…sed buenos y leales súbditos y yo seré para vosotros un buen príncipe.

Carlos era Rey de España, Rey o Señor de numerosos territorios en Centroeuropa y en Italia poseía las coronas de Milán –ducado-, Nápoles y Sicilia –reinos-, zonas tan amplias en una Europa convulsa, que le obligaron a organizar fuerzas militares que proporcionasen a su  Imperio, seguridad, capacidad de defenderse y control ante sus enemigos.

Pronto, con la coronación de Carlos en 1520 como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en Aquisgrán, a donde llegó con tres mil infantes –alabarderos, arcabuceros y piqueros-, tras el juramento ego volo -sí quiero– comprometiéndose a defender la cristiandad y la aceptación fiat -hágase, sea- por tres veces, de su nombramiento por el pueblo , crecieron sus responsabilidades militares y de gobierno.

Carlos I en la batalla de Mühlberg. Tiziano Veccelio di Gregorio -Tiziano-. 1548. 335 x 283 cm. Óleo sobre lienzo. . Museo del Prado. Madrid.

La necesidad de unas fuerzas organizadas y de élite, dieron paso a la creación de los Tercios españoles que fueron considerados los herederos de las legiones romanas, con voluntarios profesionales, armados con picas, arcabuces y mosquetes, que constituyeron la mejor infantería europea durante 152 años, con la  Cruz de Borgoña en la espalda con los  mejores soldados veteranos, liderados por los mejores mandos, todos leales a la corona española, a la fe católica y con gran sentido del honor. La movilidad y capacidad de maniobra de las primeras filas de arcabuceros, la capacidad de fuego de los  mosquetes y  las picas con su moharra, podían moverse como gigantescos  erizos de acero madera y cuero.

Cruz de Borgoña, estandarte que llevaban los Tercios españoles desde 1525 y que quedaría como enseña para los ejércitos españoles en las banderas coronelas de los ejércitos.

Las primeras manifestaciones de la puesta en marcha de los Tercios son, una disposición imperial de 1534  y una instrucción del tesoro de 1536 en Génova,  que  hablan de las primeras redistribuciones de fuerzas en Italia, creando tres Tercios, el de Sicilia, el de Nápoles y el de Lombardía, llamados los Tercios Viejos. Más tarde se constituyeron los Tercios de Cerdeña y Galeras. El Tercio –tres coronelías y cada una de ellas, cuatro compañías- era una unidad administrativa con un estado mayor, que se creó, para resolver el problema administrativo de gestión del instrumento militar, que era utilizado fraccionado en número determinado de compañías sueltas o no, para defender a los vasallos de la corona española, fundamentalmente de los franceses –Francisco I de Valois et Angoulême– y sus aliados, y más tarde de los turcos –Solimán el Magnífico hijo del sultán otomano Selim I-.

Los Tercios de Flandes por su parte estuvieron activos entre  1567 y 1706. Variaron de 10.000 efectivos en 1567 a 86.200 en 1574 y cerca de 50.000 en 1607. Durante la guerra de los 80 años –7 Provincias de los Países Bajos contra el Rey de España desde 1568 a 1648- entre  65.000 y 85.000 efectivos  de origen alemán, valones, y pequeños contingentes españoles, italianos, borgoñones y británicos.

Sargento, arcabucero y piquero de la época de Carlos I.

Para desplazarse desde España a Flandes, al no poder atravesar Francia ni sus inmediaciones, las tropas iban a Valencia o Barcelona y por mar llegaban a Nápoles o Sicilia. Allí se unían los contingentes italianos, para remontar después a pie Italia y atravesar los Alpes hacia Suiza, continuando hacia el norte siguiendo el curso del Rin, lo que se llamó el Camino Español. El elevado coste de poner un soldado de España en Flandes, dio lugar a la expresión poner una pica en Flandes.

En 1555, Carlos V al testar, incluyó los Países Bajos en la herencia de la rama española de los Habsburgo. Su sucesor, Felipe II, llevó a cabo una política impositiva dura en la zona, negando a los oriundos, la  participación en el gobierno, como venía sucediendo con los Estados Provinciales y Estados Generales.

To be continued in part 3 and last.

HISTORIA DE LAS POSESIONES ESPAÑOLAS EN LOS PAÍSES BAJOS: INTRODUCCIÓN. Parte 1.

En el año 59 a.C. llegaron los romanos a la zona de los actuales Países Bajos, que en toda su amplitud constituyó la provincia de Germania. La parte  noroeste -en la llanura del mar del norte- era una región poco poblada, y los cuatro siglos de dominación romana dieron lugar al nacimiento de tres pueblos: sajones neerlandeses, germánicos frisones, y francos. Los descendientes de los francos salios –los francos que habitaron en el valle  inferior del Rin- llegaron a dominar la zona que luego constituirían los Países Bajos. Así transcurrieron los años, en manos de familias nobles, hasta la creación de la dinastía merovingia –los últimos de esta dinastía fueron denominados reyes holgazanes- que reinó entre los  siglos V al VIII en las actuales Francia, Bélgica y parte de Alemania hasta el año 751, en el que Childerico III fue destronado por su mayordomo Pipino el Breve –hijo de Carlos Martel, el vencedor en Poitiers del valí  de Al Andalus- que reinó hasta 768, año de su muerte. Le sucedieron sus dos hijos Carlomagno y Carloman. Este último, se retiró a  un monasterio y murió joven, quedando Carlomagno  único heredero.

El imperio carolingio creado por Carlomagno y sellado por el Papa León III en la Navidad del año 800, fecha en la que le coronó emperador, duró hasta la muerte de su hijo Ludovico Pio –Luís el Piadoso- en 840. Por el tratado de Verdún en 834 -antes de su muerte-, el imperio lo dividió Ludovico entre sus tres hijos: Luis Lotario, emperador desde 817 de los territorios Francos centrales e Italia,  Luis el Germánico que reinó en los territorios Francos del este (origen del Sacro Imperio Romano Germánico, actual Alemania) y Carlos el Calvo que heredó los territorios Francos del oeste, la actual Francia.

Con luchas entre familias, adhesiones al Papa para el mantenimiento del Imperio Romano Germánico y revueltas de nobles, Carlos el Gordo en 887 logró reunificar la mayor parte del Imperio Carolingio, pero a su muerte volvieron las auto proclamaciones y la división de los reinos, siendo proclamado emperador  del Sacro Imperio Romano Germánico por el Papa Juan XII, OTÓN I el Grande –rey de lo que hoy es Alemania- en 962.

Desde los años 800 a 1000 los vikingos  atacaron la zona de los Países Bajos con asiduidad y gran crueldad hasta  que en 920 Enrique I de Alemania liberó Utrecht  de los nórdicos, y a partir de ahí los alemanes dominaron los  Países Bajos, aunque el emperador incapaz de mantener  la unidad política, por falta de autoridad y liderazgo, y sin poder proteger a sus vasallos de los ataques de los nórdicos, fue el responsable de  que las ciudades se fueran independizando, transformando los gobernantes locales sus condados y ducados en reinos privados, dando paso al feudalismo en Europa. En el año 987, murió el último rey de los reinos del oeste de la dinastía carolingia,  Luis V de Francia “El Holgazán”.

Mapa de los Países Bajos año 50 d. C. El león de Claes parece perfilado con estos contornos.

 

Leo Belgicus, un mapa de los Países Bajos, dibujado sobre la forma de un león, por Claes Jansz también conocido por Nicolas Joannes Piscator. 1609.

Desde ese momento, los Países Bajos, que entonces eran diecisiete provincias, en lo que hoy es Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos (Holanda), fueron gobernados por los señores feudales de la zona: el duque de Güeldres, el duque de Brabante -flamenco-, y el obispo de Utrecht, manteniéndose Frisia y Groninga como feudos independientes. Años más tarde, los frisios fueron derrotados por los mercenarios lansquenetes alemanes del duque Alberto de Sajonia- MeyBen, pasando a ser sus vasallos.

Entre 1384 y 1477 la región fue siendo sometida  por el  ducado de Borgoña, básicamente por Felipe el Calvo, Juan Sin Miedo y su hijo Felipe III el Bueno. Conquistaron Flandes –Bélgica- y los Países Bajos: en  1421 el condado de Namur, en 1437 el ducado de Güeldres, en 1439 los ducados de Brabante y Limburgo y los condados de Holanda, Hainaut y Zelanda, y en 1441 el ducado de Luxemburgo.

En esta época nace en la región la conciencia de nación. Los nobles de la zona pidieron al duque de Borgoña Felipe III el Bueno, que anexionara a sus posesiones las zonas que aún no lo estaban; es decir ofrecieron el vasallaje pidiendo su protección. Estas tierras permanecieron bajo control de Borgoña hasta que Carlos V, heredero de las tierras borgoñonas y miembro de la dinastía Habsburgo, las convirtió en posesiones españolas en 1516. Esto no satisfizo en absoluto a los flamencos, que vieron como los privilegios de la zona minoraban o desaparecían, considerando la gestión española, poco menos que inaceptable. A Felipe III de Borgoña  le sucedió Carlos I el Temerario, y a éste su hija María de Borgoña, madre de Felipe el Hermoso.

Felipe III el Bueno.

Carlos I el Temerario : Casa de Valois- Borgoña.
Duque de Borgoña, Brabante, Limburgo, Lothier y Luxemburgo. Marqués de Namur. Conde de Artois, Flandes, Hainaut, Holanda y Zelanda.

Siendo  Federico II de Habsburgo, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, al fallecimiento en 1482 de María de Borgoña –titular del ducado de ese nombre-, mujer de Maximiliano de Habsburgo hijo de Federico II –rey de Romanos-, le sucedió su hijo Felipe el Hermoso en la titularidad del ducado. Hasta su mayoría de edad,  fue regente de los Países Bajos su padre Maximiliano, utilizando para el gobierno delegados, por no estar presente en la zona: Engilberto de Nassau  en 1485 y 1486 y Alberto de Sajonia entre 1489 y 1494.

Por el tratado de Senils en 1493,  los Habsburgo, herederos de la casa Valois–Borgoña cobraron para propiedad de su familia, el ducado de Borgoña, que hasta entonces estaba en su poder, pero no como propiedad de la familia Habsburgo, sino como patrimonio aportado por el Borgoña titular por matrimonio y posterior herencia, al casarse la heredera y futura propietaria del ducado, María de Borgoña con Maximiliano I de Habsburgo.

María de Borgoña y Maximiliano I de Habsburgo.

Felipe I el Hermoso, futuro rey de Castilla jure uxoris.

A la muerte del emperador Federico II, los Estados Generales de los Países Bajos,  formalizaron la mayoría de edad de Felipe el Hermoso -heredero por su madre de los Países Bajos- en 1494, aunque  Maximiliano I su padre, mantuvo el gobierno del condado en nombre de su hijo hasta 1498.

To be continued in part 2.