René Magritte. Exposición de su obra en el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid. Parte 3.

La SEXTA SECCIÓN de la Exposición  de René Magritte en el Thyssen Bornemisza de Madrid es denominada MIMETISMO

La imaginación del artista poco a poco fue siendo dominada por los procesos de metamorfosis, basados en dos conceptos clave de su poética: la semejanza y el extrañamiento.

La semejanza no consiste para Magritte en una mera relación de similitud entre dos cosas: “Parecerse es un acto, y es un acto que pertenece sólo al pensamiento. Parecerse es convertirse en la cosa que uno lleva consigo. Por sí solo, el pensamiento puede convertirse en la cosa que lleva consigo”. Magritte está fascinado por el mimetismo, entendido como la tendencia de los seres a camuflarse con su entorno e incluso a disolverse en el espacio. La silueta de un pájaro se llena de cielo, un barco velero adquiere el color y la textura de las olas del mar, la carne de un cuerpo desnudo se vuelve azul para confundirse con el aire. El mimetismo para Magritte busca la invisibilidad.

Investigando los textos producidos por Magritte, en que el pintor escribe sobre los conceptos fundamentales para la comprensión de su pensamiento artístico: emoción estética, poética, misterios de lo cotidiano y extrañamiento -en referencia al Umheimlich-, conviene alejarse de las teorías superficiales, que simplemente implementan el psicoanálisis en la obra de arte. Se debe buscar una lectura minuciosa, atenta a los detalles presentes en las obras del artista, buscando vínculos entre su obra y la teoría psicoanalítica.

Antes de Freud, Schelling, el filósofo alemán del romanticismo, definió la noción de extrañeza inquietante -en alemán unheimlich– como lo que debía de haber quedado oculto, secreto, pero que se ha manifestado.

Al extraer un objeto o cuerpo de su contexto habitual y situarlo en un medio extraño, se hace que sea mucho más visible; ese es el concepto de los surrealistas del extrañamiento.

OBRAS DE ESTA SECCIÓN

René Magritte. Rostro del genio. 1927. Óleo sobre lienzo. 75 x 65 cm. Colección Musée d´Ixelles. Bruselas.

René Magritte. El futuro de las estatuas. 1937. Óleo sobre escayola. Museo Tate. Londres.

René Magritte. El pájaro de cielo. 1966. Óleo sobre lienzo. 68,5 x 48 cm. Colección privada. Cortesía de las Di Donna Galleries. Nueva York.

René Magritte. La gran familia. 1963. Óleo sobre lienzo. 100 x 81 cm. Utsunomiya Museum of Art. Utsunomiya. Japón.

René Magritte. El regreso. 1940. Óleo sobre lienzo. 50 x 60 cm. Musées royaux des Beux Arts de Belgique. Bruselas.

René Magritte. El sueño. 1945. Óleo sobre lienzo. 83 x 69,2 cm. Utsunomiya Museum of Art. Utsunomiya. Japón. 

René Magritte. La magia negra. 1934. Óleo sobre lienzo. 73 x 54 cm. Colección privada.

La modelo de La magia negra fue su esposa Georgette Berger. La mujer es parte celestial y parte humana, las dos unidas y a la vez separadas por el celestial azul cielo y el ocre de tierra. El hermoso cuerpo de mujer tiene un bello rostro pensativo. De la cintura para abajo destaca el vientre de la vida y el nido del deseo sexual. Magritte muestra la soledad del ser humano y su insignificancia en el mundo donde vive. La mujer se funde con el cielo, pero con una mano en una piedra, lo cual da  fe desu pertenencia a la tierra.

René Magritte. El seductor. 1950. Óleo sobre lienzo. 64,1 x 74,1 cm. Virginia Museum of Fine Arts. Richmond. Virginia. E.E.U.U.

René Magritte. Las maravillas de la naturaleza. 1953. Óleo sobre lienzo. 98 x 177,5 cm. Collección Museum of Contemporary Art of Chicago. Chicago. Illinois. E.E.U.U.

El mimetismo animal fue uno de los grandes motivos de inspiración del artista. Hay criaturas, que se transforman a menudo para mimetizarse con el medio o elemento en el que viven. Aquí, presenta la metamorfosis cruzada de un velero que procede de la tierra que se camufla con las olas y en primer plano una pareja de sirenas invertidas con la parte superior de pez y parte inferior humana que han llegado del mar y se mimetizan con la tierra.

René Magritte. La locura de Almayer. 1960. Gouache sobre papel. 36,2 x 27,3 cm. Colección Pérez Simón. Méjico. 

René Magritte. La explicación. 1952. Óleo sobre lienzo. 46 x 35 cm. David y Ezra Nahmad.

La explicación es uno de sus compromisos más convincentes con el surrealismo y la transformación del objeto. El primer plano de la composición está dominado por una sorprendente fusión de botella y zanahoria asentados sobre una mesa de madera maciza en la que señala los  detalles. La combinación de diferentes objetos es un ejemplo importante de la teoría de las afinidades electivas, en donde Magritte explora la idea de que la combinación de dos objetos relacionados. podría crear una dinámica poética tan intensa como la combinación de dos objetos completamente diferentes.

René Magritte. Descubrimiento. 1927. Óleo sobre lienzo. 65 x 50 cm. Musées royaux des Beux Arts de Belgique. Bruselas.

René Magritte. La firma en blanco. 1965. Óleo sobre lienzo. 81,3 x 65,1 cm. National Gallery of Art. Wahington.

Decía Magritte: las cosas invisibles pueden ser visibles. Si alguien va a caballo por un bosque, primero se ve, después no, pero se sabe que está allí. En esta obra la amazona oculta a los árboles y los árboles la ocultan a ella, sin embargo, nuestro pensamiento abarca lo visible y lo invisible, y yo utilizo la pintura para hacer visible el pensamiento.

Este cuadro funde los dos problemas en una única imagen, pero la visión sigue siendo interesante, porque presupone que la realidad -la visión que tenemos de ella-, no es otra cosa que una abstracción. El cuerpo entero de la mujer está en un solo árbol.

La SÉPTIMA SECCIÓN de la Exposición es denominada MEGALOMANÍA

El movimiento opuesto al mimetismo, a la tendencia de un organismo a someterse a su medio y disolverse en él, es la megalomanía,

El movimiento opuesto al mimetismo, por el cual el pintor extrae un objeto o cuerpo de su contexto habitual, emancipándolo de su entorno y situándolo en un medio extraño,  lo hace más visible. Esto es lo que Magritte y otros surrealistas denominan extrañamiento.

Otro recurso habitual en el artista que responde a esta tendencia anti mimética, es el cambio de escala de los objetos familiares. Magritte aumenta el tamaño de los objetos hasta hacerlos insólitos, agigantando por ejemplo una manzana o una roca hasta llenar todo el espacio de una habitación. Si con el mimetismo, el cuerpo era absorbido por el espacio, ahora el cuerpo absorbe el espacio circundante.

OBRAS DE ESTA SECCIÓN

 

René Magritte. Las profundidades del placer. 1947. Óleo sobre lienzo. 80 x 100 cm. Colección privada. Bolonia.

René Magritte. Los escalones del verano. 1938. Óleo sobre lienzo. 60 x 73 cm. Centre Pompidou. Musée national d´art moderne. París.

René Magritte. Delirios de grandeza. 1962. Óleo sobre lienzo. 100,3 x 81,3 cm. The Menil Collection. Houston. Texas. E.E.U.U.

René Magritte. El bosque alegre. 1948. Gouache sobre papel. 46,3 x 37 cm. Colección Pérez Simón. Méjico. 

René Magritte. Delirios de grandeza II. 1948. Óleo sobre lienzo. 78 x 58 cm. Hirshhorn Museum ans Sculpture Garden. Washington DC. Distrito de Columbia. E.E.U.U.

El motivo central de la serie de pinturas delirios de grandeza es siempre un torso femenino dividido en 3 partes huecas, cada una encajada en la siguiente como matriuskas. La obra pudiera estar inspirada en la Alicia de Lewis Carroll, que cuando cambia  de tamaño habla de su cuerpo como un elemento telescópico que pudiera extenderse y contraerse. La estructura escalonada del torso ha sido comparada a veces con la torre de Babel que pretendía alcanzar el cielo, como el ejemplo bíblico de megalomanía.

René Magritte. Recuerdo de viaje. 1955. Gouache sobre papel. 37 x 30 cm. Colección Pérez Simón. Méjico.

René Magritte. La noche de Pisa. 1958. Óleo sobre lienzo. 97,8 x 128,9 cm. The Metropolitan. Museum of Art. Nueva York. E.E.U.U.

René Magritte. El arte de la conversación. 1963. Óleo sobre lienzo. 65x 81 cm. Colección privada.

En El arte de la conversación no conocemos lo que hablan las dos figuras humanas. Sin embargo, los bloques de piedra superpuestos y ensamblados permiten distinguir, a pesar del desorden en el que están colocados, la palabra revé –sueño-.

Magritte utiliza los intervalos internos entre palabras y cosas y los externos entre imágenes y modelos con el fin de mantener su enigma, la misteriosa diferencia prístina, inalterable, el pensamiento original.

René Magritte. El aniversario. 1959. Óleo sobre lienzo. 58 x 78,9 cm. Collection Art Gallery of Ontario. Toronto. Canadá.

La pesada roca que bloquea la sala donde se encuentra la piedra, asusta. Numerosas son las habitaciones interiores que utilizó Magritte en sus experimentos, habitaciones repletas de rosas gigantes, de manzanas verdes o simplemente de una piedra enorme. El mensaje: el espacio no es vacío, abstracto, como el que se enseña en física. El espacio necesita al hombre como habitante.

René Magritte. Los valores personales. 1952. Óleo sobre lienzo. 77,5 x 100 cm. San Francisco Museum of Modern Art. San Francisco. California.

René Magritte. La giganta. 1929-1931. Óleo, témpera y papel sobre lienzo. 54 x 73 cm. Museum Ludwig. Colonia. Alemania.

René Magritte. La llanura del aire. 1940. Óleo sobre lienzo. 73,4 x 100 cm. Colección privada. Bélgica.

René Magritte. La voz de la sangre. 1959. Óleo sobre lienzo. 77,5 x 100 cm. Mumok, Museum Moderner Kunst Stiftung Ludwig. Viena.

Esta es la cuarta versión del tema realizado diez años antes. En esta ocasión, lo retoma para satisfacer la demanda neoyorquina, creando una nueva variante que le permitiera reflexionar sobre el motivo del árbol en un paisaje desolado, en cuyo tronco se abren dos gavetas que contienen un cascabel y un edificio iluminado con luz artificial. El gran tronco no deja de cumplir su función original de dar vida al frondoso ramaje oscurecido por la noche, al tiempo que lo convierte en una especie de armario. La imagen evidencia la manera como el artista aprovecha la literalidad de las formas para tergiversar conceptos y dar pie a la liberación del pensamiento.

René Magritte. Los misántropos. 1942. Óleo sobre lienzo. 54,5 x 73 cm. Hiroshima Prefectural Art Museum. Hiroshima. Japón.

René Magritte. El mundo despierto. 1963. Óleo sobre lienzo. 44 x 55 cm. Colección privada.

René Magritte. La habitación de escucha. 1958. Óleo sobre lienzo. 28 x 43 cm. Kunsthaus Zürich. Zürich. Suiza.

El artista explicaba que La habitación de escucha fue una prolongación de Los valores personales de 1952. Creó varias versiones de una manzana gigante, y más tarde volvería sobre el tema con la gran roca de El aniversario de 1959. El motivo agigantado, ya sea manzana o roca es un objeto natural de forma redondeada qué contrasta con el espacio en el que está enclaustrado. Se pudiera buscar la inspiración del artista, como ya se dijo, en la novela de Lewis Carroll Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, cuando en su visita a la casa del conejo, Alicia bebe de una botella y su cuerpo crece y crece hasta no caber.

El mismo efecto logrado con el agigantamiento, se puede obtener con la levitación. Con la imagen de una roca suspendida en el aire, su esencia puede revelarse diferente, al ser expuesta de manera insólita, nunca vista, que pudiera parecernos como si la viéramos por primera vez.

René Magritte. La voz activa. 1951. Óleo sobre lienzo. 100 x 80 cm. Saint Louis Art Museum. Saint Louis. Missouri. E.E.U.U.

René Magritte. El arte de la conversación. 1963. Óleo sobre lienzo. 46 x 38 cm. Colección privada. 

René Magritte. El imperio de la reflexión. 1942. Óleo sobre lienzo. 50 x 73 cm. Colección privada. 

René Magritte. La voz de los aires o del espacio. 1931. Óleo sobre lienzo. 73 x 54 cm. Peggy Guggenheim Collection. Venecia.

El artista es reconocido como compositor de imágenes inusuales que son maravillosamente extrañas por su simplicidad ilustrativa. Esta imagen recuerda la región de Bélgica donde Magritte creció por la referencia a las pendientes de escoria de hierro que salpicaban el paisaje y el cielo. Las formas flotantes, están inspiradas en los cascabeles colgados de los collarones de los caballos, cuyo sonido recordaba el artista, y las hendiduras de las esferas, reflejan la obsesión del artista por el ocultamiento y el misterio de la experiencia humana.

René Magritte. Cascabeles rosas, cielos en jirones. 1930. Óleo sobre lienzo. 73 x 100 cm. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid. 

René Magritte. El mundo familiar. 1958. Óleo sobre lienzo. 50 x 60 cm. Colección Pérez Simón. Méjico. 

René Magritte. La llamada al orden. 1955. Gouache sobre papel. 26,5 x 34,5 cm. Colección privada. 

René Magritte. Los orígenes del lenguaje. 1955. Óleo sobre lienzo. 115,6 x 89,5 cm. The Menil Collection. Houston. E.E.U.U.

Finaliza la exposición con una serie de fotografías y películas de René Magritte, que se descubrieron a mediados de la década de 1970, más de diez años después de la muerte del pintor.

Música:The Vintage Sound Of 1930s & 1940s Big Band Swing Music.