VIAJE A EGIPTO. Parte 1.
De todos los lugares del mundo que he visitado, entre los que se incluyen culturas diversas de los cinco continentes, sin duda, el mayor impacto de todo, me lo produjeron los monumentos vistos en Egipto. Es por eso que paso a relatar el viaje que tantas sorpresas me deparó; fue un viaje corto para turistas, pero la gozada me llevó a repetir uno más amplio.
Salimos de Madrid el 25 de abril de 2017, martes, después de comer, y llegamos a El Cairo -Cairo sin artículo en inglés y Le Cairo en francés- ya de noche, tras aproximadamente 5 horas de vuelo y 1 hora de diferencia horaria con España, adelantándonos a la puesta de sol. Nos llevaron a los cinco que componíamos la expedición al hotel Four Seasons que tenía una pinta espléndida, pero del que no pudimos disfrutar en absoluto, ya que nada más llegar nos advirtieron que saldríamos a las 07,00 de la mañana siguiente ya desayunados. Así que tomamos algo y nos recogimos en nuestras habitaciones a soñar con lo que podríamos ver los días siguientes.
Puntualmente el miércoles 26, embarcamos en un minibús que nos trasladó a Guiza -en francés Gizeh-. Allí, y al amanecer, pude ver lo que tantas veces había visto en libros y fotografías: la Necrópolis de Guiza con las pirámides y la famosa esfinge. Debo confesar, que esperando algo super grandioso quedé un poco desilusionado; era como cuando te dicen que una película es magnífica y vas a verla y te parece sólo bastante buena porque esperabas más. Sensación irracional porque todo es grandioso, y ya en un posterior recuerdo, le di la merecida dimensión.
La Necrópolis de Guiza se encuentra en una meseta, a unos 20 km al oeste de El Cairo. Comenzó a utilizarse durante la II Dinastía para ese fin, aunque encetó su auténtica relevancia con la IV Dinastía del Imperio Antiguo.
Zoser –Dyeser– que gobernó entre 2665 y 2645 a.C. fue el primer animador importante de las técnicas constructivas, continuando aquel impulso generaciones después, el faraón Seneferu (2613-2584) y su hijo Jufu –KEOPS– (2574-2558) con el que cogobernó 10 años.
Keops llegó a la conclusión, que no serían posibles las grandiosas construcciones si no se gestionaba y construía un camino que permitiera transportar las pesadas piedras desde las canteras al pie de las obras. Puso a trabajar a más de 100.000 personas que se relevaban cada tres meses: unos llevaban las piedras de las canteras de los montes de Arabia al Nilo, otros las transportaban por el río hasta los montes de Libia, y hubo que construir un camino desde el Nilo al lugar donde se deseaba levantar la obra. Para acelerar el proceso, se construyó un canal desde el río hasta aproximadamente 1 km del futuro monumento, creando una especie de isla rodeada por el canal artificial.
En la construcción del canal, puertos de embarque y desembarque, y el camino de piedra de una longitud de cinco estadios -cada estadio 300 codos o 157,5 m- se emplearon 10 años, aunque no es demasiado, si se compara con los 20 años que se tardó en construir la pirámide de Keops.
La calzada construida desde el lugar de desembarque de la piedra hasta el lugar de la construcción, tuvo una longitud de 923,50 metros, 50 orgías de ancho -18,47 metros- y 14,78 metros de desnivel, construido con piedras pulidas.
Herodoto (484-425 a.C.) magnífico historiador y geógrafo griego, aunque de escaso rigor analítico, en el libro 2º de su Historiae escribía: Keops ha dejado tras sí una obra colosal, su pirámide. La pirámide es cuadrada. Cada una de sus caras mide 8 pletros –246,26 metros-. Las piedras son pulidas y unidas con extremo cuidado, ninguna de ellas midiendo menos de 30 pies -9,24 metros-.
La Necrópolis de Guiza o Gizeh ocupa una meseta de 2.000 metros cuadrados, en donde se encuentran la Esfinge y las tres grandes pirámides: la de Keops, la de Kefrén (reinó de 2547 a 2521 a.C.) -nieto de Keops- y la de Micerino (reinó de 2514 a 2486) –nieto de Kefrén-, existiendo tres más pequeñas como satélites de la última mencionada.
Las tres grandes pirámides están dispuestas de tal manera, que nunca escamotean el sol a ninguna parte de las otras dos. Cada pirámide consta de un templo funerario en la parte superior y otro en la inferior. En la de Keops el conjunto está casi destruido conservándose bien en la de Kefrén.
La más grande de las tres –Keops o Jufu o Khufu– medía originariamente 146 metros de altura, aunque hoy sólo mide 137, y en lugar del remate puntiagudo que en su día coronó la pirámide, hoy la parte más elevada es una pequeña plataforma cuadrada de 10 metros de lado. Su revestimiento exterior ha desaparecido y los enormes bloques aparecen desnudos, de manera tal que se podría trepar por ellos.
Tras entrar en la Keops, subimos por un angosto túnel interior que no permitía ir completamente erguido, de 47 metros hasta llegar a las cámaras reales. Existía una cámara subterránea a la que no se nos permitió bajar.
Pirámide de KEOPS.
La de Kefrén –Jafra o Khafre– conserva la cumbre completa con su revestimiento. Con sus 143,5 metros es la segunda pirámide más grande de Egipto. En el exterior, en la zona superior de su vértice, se conserva el revestimiento de piedra caliza de Tura. También se observan restos del revestimiento de granito junto a la base. Aunque más pequeña que la de Keops, las partes superiores quedaron a la misma altura por estar construida a un nivel del suelo más elevado. Cuando fue construida, fue revestida de granito rosado. Hoy se eleva algún metro más que la de Keops debido a la parte superior que le falta a la Gran Pirámide.
Pirámide de KEFREN.
La más pequeña es la de Micerino -66 metros- que aguantó con su capa exterior de granito hasta 1500, pero hoy aparece muy derruida. Su espléndido sarcófago fue extraído por los ingleses, que al intentar llevárselo -como todo lo egipcio que hay en el British Museum-, naufragó el barco que lo transportaba y se perdió en las costas portuguesas.
Pirámide de MICERINO.
Al lado de la de Micerino -Menkaura o Menkaure- están las tres pirámides pequeñas, destinada a las reinas.
Keops hizo construir las tres pirámides pequeñas, para custodiar las momias de las reinas; se construyeron en el lado oriental de la gran pirámide. En egiptología, estas construcciones se conocen con las denominaciones GIa, GIb y GIc: “G” de Giza, “I” de pirámide de Keops, y “a, b, c” por el orden en que están dispuestas, de norte a sur. Sus bases son rectangulares y en cuanto a las dimensiones, sus aristas son la quinta parte de las de Keops.
En 1954 fueron descubiertas al sur de la pirámide de Keops, dos grandes fosas selladas con piedras con los sellos del faraón Didufri hijo de Keops. Contenían una barca solar que pudo ser utilizada para llevar el cuerpo de Keops a su enterramiento. Tras ser reconstruida, fue levantado un museo para exponerla en las inmediaciones de la Gran Pirámide.
BARCA SOLAR de KEOPS.
A continuación, nos movimos unos 300 metros para contemplar La Esfinge, en árabe Abu el-Hol –padre del terror- mide 73 metros de larga, y es la representación de un león con cabeza humana y se atribuye a Kefrén, de la IV Dinastía, la más gloriosa del Imperio Antiguo.
ESFINGE.
Este tipo de híbrido, es uno de los más llamativos del arte egipcio. Eran denominadas las esfinges Shesep-ankh -imagen viviente-, nombre que se daban a las estatuas reales, simbolizando la fuerza y el poder, representando al faraón bajo esta forma, con el pañuelo real –nemes-, el ureo -representación de la diosa Uadyet con forma de cobra erguida- y la barba postiza ritual, símbolos de los soberanos egipcios.
Ureos, Nemes y Barba.
A lo largo de los siglos estuvo sumergida en la arena del desierto, dejando al aire sólo su enigmática cara de 5 metros de alto, y varias veces fue sacada a flote. La más conocida recuperación fue la del faraón Tutmosis IV -8º de la Dinastía XVIII- que sacó la Esfinge de la arena tras recibir en sueños la orden del dios Harmakhis –Horus que está en el horizonte-. La cara del hombre-animal está destrozada por la erosión y por los cañonazos de los mamelucos esclavos/faraones que sobre ella hicieron sus prácticas de tiro.
Esa mañana, sin más tiempo, nos relataron la existencia de la importantísima necrópolis de Saquara con 8 kilómetros cuadrados de extensión, en donde se encuentran tumbas de todas las dinastías, desde la primera hasta la ptolemaica. En el centro de la necrópolis, se encuentra el monumento funerario del faraón Zoser -2665 a 2645 a.C.- de la III dinastía, consistente en la conocida pirámide escalonada.
Pirámide Escalonada de SAQUARA.
Música del Antiguo Egipto.
To be continued in part 2.
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VIAJE A EGIPTO I
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