Joaquín Sorolla. Parte 1.

Joaquín Sorolla y Bástida  nació en Valencia en 1863 y murió en Cercedilla en 1923. A los dos años, quedó huérfano al morir sus padres de cólera, siendo adoptados él y su hermana por sus tíos maternos, que tenían un pequeño negocio de cerrajería, intentando enseñarle el oficio desde muy niño sin que se viera mucho interés por parte de Joaquín en el asunto, y viendo que los estudios tampoco le llamaban demasiado la atención, le dejaron navegar por donde descubrieron que le gustaba: el dibujo y la pintura. Al observar también en la escuela que sentía gran vocación por esos quehaceres, el director de la misma recomendó a sus tíos que Joaquín fuera inscrito en la Escuela de Artesanos de Valencia, donde asistió a las clases nocturnas de dibujo, mientras ayudaba a su tío en la cerrajería. Posteriormente, asistió a la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, compartiendo estudio con los hermanos Benlliure -José y Mariano- y Pinazo, entre otros.

Al finalizar su formación académica, comenzó a enviar obras a concursos provinciales y nacionales, con poco éxito, ya que las temáticas que utilizaba no encajaban con la pintura oficial, generalmente de asuntos históricos y dramáticos.

A principio de la década de los 80 del XIX, las frecuentes visitas al Museo del Prado despertaron en él una gran admiración por Velázquez, Ribera y El Greco, y partir de ahí, comenzó a trabajar con el maestro Gonzalo Salvá, navegando hacia su etapa realista, continuando  con el envío de obras a concursos, cosechando  a partir de 1883 varios premios y medallas: la primera, con el Crit del Palleter en la Exposición Regional de Valencia, y la Medalla de segunda clase en la Exposición Nacional de 1884 por Defensa del parque de artillería de Monteleón, obteniendo una pensión de la Diputación de Valencia para estudiar en Roma, donde conoció y quedó deslumbrado por el arte clásico y renacentista.

Joaquín Sorolla y Bastida. El Crit del Palleter. 1884. Óleo sobre lienzo. 152 x 202 cm. Diputación provincial de Valencia.

Joaquín Sorolla y Bastida. Defensa del  parque de artillería de Monteleón.. 1884. Óleo sobre lienzo. 400 x 580 cm. Biblioteca del museo Víctor Balaguer. Villanueva y la Geltrú. Barcelona..

En 1885 se fue con  a París, en donde pudo conocer de primera mano la pintura impresionista y el plein air, tomando contacto con las vanguardias europeas, destacando la influencia que le produjeron las obras de los pintores Giovanni Boldini y John Singer Sargent, volviendo a Roma y haciendo suyo y en su obra, el nuevo lenguaje de los impresionistas, pero sin dejar  su vocación por las temáticas que a él le gustaban: lo costumbrista, los paisajes y las marinas, con protagonismo del Mediterráneo y siempre con una pincelada libre y suelta y la presencia imprescindible de la luz, montando a menudo en la playa un taller de circunstancias,  con sombrillas y toldos, para evitar el efecto de la luz directa sobre el lienzo.

Contrajo matrimonio con Clotilde García del Castillo en 1888, su amada esposa, hija del fotógrafo valenciano Antonio García, con quien tuvo tres hijos, viviendo  recien casados durante un año en la localidad italiana de Asís; en esta época pintaba temas costumbristas y anecdóticos, por su fácil venta, en formato sencillo de pequeñas acuarelas, como Vendiendo melones.

Joaquín Sorolla y Bastida. Vendiendo melones. 1890. Acuarela sobre cartón. 52,2 x  78,6 cm. Museo Thyssen Bornemisza. Málaga.

En 1889 el pintor y su familia se instalaron en Madrid, en donde estableció contacto con el pintor José Jiménez Aranda del que se hizo amigo, haciéndole un retrato, y  a partir de ahí, en apenas cinco años, Sorolla alcanzaría gran fama como pintor.

Joaquín Sorolla y Bastida. José Jiménez  de Aranda. 1901. Óleo sobre lienzo. 52,5 x 65,50 cm. Museo Sorolla. Madrid.

En 1894 viajó de nuevo a París, donde desarrolló un estilo pictórico denominado luminismo que caracterizaría  su obra a partir de entonces; pintaba al aire libre, dominando con maestría la luz y combinándola con escenas cotidianas y paisajísticas de la vida mediterránea en obras como La vuelta de la pescaLa playa de Valencia o Triste herencia –con esta obra recibió el Gran Prix en 1900 en el Certamen Internacional de París-, continuando con su pintura social de denuncia con obras como Y aún dicen que el pescado es caro –medalla de Primera Clase en 1895 en la Exposición Nacional de Bellas Artes de España, o Trata de blancas –1894-. Su estilo luminista fue y es, admirado por todos: la luz mediterranea, las gentes del pueblo y sus costumbres, serán los protagonistas de sus cuadros, en los que la luz y el color –aplicando largas pinceladas-, serán los elementos principales de sus obras, como pude apreciarse en Niños en la playa.

Joaquín Sorolla y Bastida. La vuelta de la pesca. 1894. Óleo sobre lienzo. 270 x 325 cm. Museo d ´Orsay. París.

Joaquín Sorolla y Bastida. La playa de Valencia. 1910. Óleo sobre lienzo. 48 x 56 cm. Colección privada.

Joaquín Sorolla y Bastida. Triste herencia.. 1899. Óleo sobre lienzo. 212 x 288 cm. Colección privada.

Joaquín Sorolla y Bastida.  ¡Y aún dicen que el pescado es caro!  1894. Óleo sobre lienzo. 151,5 x 204 cm. Museo del Prado. Madrid.

Joaquín Sorolla y Bastida. Trata de blancas. 1894. Óleo sobre lienzo. 166,5 x 195 cm. Museo Sorolla. Madrid.

Joaquín Sorolla y Bastida. Niños en la playa. 1910. Óleo sobre lienzo. 118 x  185 cm. Museo del Prado. Madrid.

Cultivó también el retrato con gran éxito; pintó al rey Alfonso XIII, a su madre la reina María Cristina de Habsburgo, a la reina Victoria Eugenia, a Emilio Castelar, a Machado, Galdós, Blasco Ibáñez… a su mujer Clotilde -sin poder dejar de hacerlo-, e hizo  algunos autorretratos.

Joaquín Sorolla y Bastida. Alfonso XIII. 1907. Óleo sobre lienzo. 208 x 108 cm. Colección privada.

Valencia le nombró hijo predilecto en 1906, celebrando  a continuación una exposición en París con más de medio millar de obras, que le proporcionó reconocimiento internacional, alcanzando sus obras gran prestigio y reconocimiento en Europa y América. A partir de 1905, su éxito económico fue extraordinario, acentuándose, tras la exposición de Nueva York de 1909, donde cosechó otro gran éxito, con obras como Sol de la tarde o Nadadores. triunfando también más tarde en las exposiciones de1911, en San Luís y Chicago.

Joaquín Sorolla y Bastida. Sol de la tarde. 1903 Óleo sobre lienzo. 299 x 441 cm. Hispanic society. Asturias.

Joaquín Sorolla y Bastida. TNadadores. 1905. Óleo sobre lienzo. 90 x 126 cm. Museo Sorolla. Madrid.

1905, el pintor adquirió un solar en el Paseo del Obelisco  de Madrid -hoy calle General Martínez Campos- encargando en 1909 un proyecto para la construcción de una gran casa, a la que añadió un solar contiguo que pudo adquirir, inaugurando en 1911 su nuevo hogar en Madrid, hoy convertido en magnífico Museo Sorolla.

To be continued in part 2.