Categoría: Historia

Diana y sus flechas en la Gran Vía madrileña. El AVE FENIX en Madrid. Parte 2.

En 1864 se fundaba en Madrid la sociedad El Fénix Español, Compañía de Seguros Reunidos, que en 1877 absorbería a otra empresa fundada en 1856, La Unión, tomando el nombre corporativo de La Unión y el Fénix Español. La empresa de seguros resultante se propuso tener un inmueble en cada población importante de España, y siempre que fuera posible, rematado con un grupo escultórico emblema de la Compañía, un Ave Fénix. La sociedad con el tiempo desapareció, pasando a formar parte del grupo Allianz, aunque la mayor parte de los edificios que se adornaron con la emblemática escultura, aún la conservan.

Isaac Pereire, principal fundador de la Compañía El Fénix Español Compañía de Seguros Reunidos, era nieto del español Jacobo Rodríguez Pereira. Nació en Burdeos en 1806 y afrancesó su apellido a Pereire. Hombre emprendedor, participó también en otras empresas españolas, como el Ferrocarril del Norte, las primeras explotaciones industriales del gas, y en el Crédito Mobiliario, entidad bancaria de la que procedió Banesto, hoy también inexistente, tras fusionarse por absorción con el Banco de Santander.

Aunque en realidad no se conocen las razones que motivaron a bautizar la sociedad con el nombre de El Fénix Español, es de suponer que, fue por un lado producto de la atmósfera neoclásica y por tanto mitologista del momento, y de que los riesgos inmobiliarios más graves en esa época, eran los incendios. Una sociedad familiarizada con el mundo de las alegorías clásicas, es lógico, que se recreara en la relación entre el ave Fénix y la idea del seguro.

Según Herodoto, el ave Fénix es un animal fabuloso y sagrado que, aunque de nombre griego, se suponía existente en Egipto. Se aseguraba que tenía el tamaño de un águila y el plumaje lleno de vistosidad, sobre todo en las alas que lucían plumas tornasoladas, doradas y rojas. Parece ser que el Fénix viene de Arabia, donde pasa temporadas y cuando se le muere el padre lo perfuma con mirra y trae su cadáver a Egipto, colgado de su corvo pico potente, para enterrarlo en el atrio del Templo del Sol. Allí acostumbra a suicidarse sobre la tumba, quemándose en una pira o candelada; con la milagrosa especialidad de que cuando queda reducido a cenizas, éstas se agitan al poco tiempo y de ellas nace una especie de gusano que muy pronto se convierte de nuevo en la misma ave.

El Ave Fénix en Las Crónicas de Núremberg.

Miniatura del Ave Fénix en el Bestiario de Aberdeen.

Un pájaro que moría y que renacía de sus cenizas podría ser emblema de la salvación y superación las catástrofes: las casas y propiedades podrían ser rehechas tras la devastación por el fuego. Recordar también, que el fuego era una de las principales preocupaciones de constructores, compradores y funcionarios municipales (recordar como algunos edificios antiguos de las grandes ciudades, rezan en sus portales ASEGURADA DE INCENDIOS).

Para dar mayor velocidad y estética al mito, se suprimió el gusano intermedio y se bosquejó un ave aguileña con las alas muy abiertas y el pico cortando el viento, surgiendo de un fuego misterioso, simbólico y divino, generado sin los embarazosos, para una escultura, carbón ni madera, que lucharía contra todos los riesgos y catástrofes a los que un Seguro podría enfrentarse.

Al fundarse la compañía El Fénix Español, se instaló en un piso de la casa número 47 de la calle de Jacometrezo  –Jacome da Trezzo, escultor y medallista que trabajó para Carlos V, Felipe II y María I Tudor-, de Madrid. Este edificio y otros anexos fueron destruidos en la construcción de la actual plaza del Callao. De aquí pasó la Compañía en el año 1870 a ocupar otro local situado en el paseo de Recoletos número 9, que pertenecía al Crédito Mobiliario Español -posteriormente Banesto-, del mismo grupo empresarial, permaneciendo allí hasta 1878 -un año después de la fusión por absorción para ser La Unión y el Fénix Español-, fecha en la que se trasladó a la calle Salustiano Olózaga n.º 1, en un ala del edificio Banco Hipotecario de España. En junio de 1910, pasó a ocupar ya locales propios en el magnífico, bellísimo y emblemático edificio de la calle Alcalá número 39, esquina a Caballero de Gracia.

El proyecto de este edificio lo realizaron Jules Fevrier y su hijo Raymond en 1906 y la construcción entre 1907 y 1910 fue llevada a cabo por Luis Esteve Fernández-Caballero. Al edificio que estuvo en ese solar, anterior al de La Unión y el Fénix, le denominaron la casa del ataúd por la forma del solar, en un lugar que a comienzos del siglo XX, era el más importante del Madrid. Al nuevo edificio se le quería dar un carácter emblemático, rematando el edificio con una magnífica rotonda con columnas corintias y entablamentos con grupos escultóricos de famosos artistas, entre ellos Benlliure. Fue uno de los primeros edificios madrileños construidos en hormigón, pero en lugar de manifestar exteriormente este rasgo de modernidad, se disimuló, y el hormigón fue revestido de piedra caliza para los paramentos, y pizarra y cinc para cúpulas y mansardas.

Es de estilo eclecticista/historicista del II Imperio Francés, que mezcla el neobarroco con algún toque decorativo modernista. Su aspecto encaja en el estilo francés por la combinación de lo arquitectónico y lo escultórico. Predomina el color blanco de la piedra caliza y del estucado que imita a este material, empleado en paramentos y elementos decorativos arquitectónicos y escultóricos. Sobre la claridad de la fachada, resalta el bronce de la rejería de balcones y puertas y el negro de la pizarra de las mansardas superiores y de la cúpula. Espectacular el pan de oro -30.000 panes- de 24 quilates de la cúpula, que brilla sobre la pizarra.

La rotonda es lo más espectacular del edificio. El poderla contemplar desde casi todos los ángulos, la hace perfecta como símbolo. Su estructura se remata en el último tramo con una bellísima cúpula coronada con una escultura.

Los escultores que realizaron la función decorativa, absolutamente acorde con el edificio fueron: René Saint-Marceaux –Ave Fénix con joven, Paul Landowski, Lambert Escaler -o De Lamhert-, Pedro Estany  y Mariano Benlliure.

Para rematar este nuevo edificio, sede desde 1911 a 1972 de la compañía, se reconsidero el símbolo del Ave Fénix. Cincuenta años después, la sociedad era menos neoclásica y mitológica que cuando se fundó, más pragmática y deportiva. Se le encargó el estudio en 1911 al escultor francés René de Saint-Marceaux, quien completó el emblema anterior con una composición escultórica que presenta a un joven, hermoso y prometedor, sentado en una de las alas del Fénix levantando un brazo, imagen que, a la sociedad de la época, admiradora de la belleza física y efebocrática, la embelesó, proporcionando además una imagen de confianza que era lo que se pretendía.

Muchos años más tarde, en 1989, se pensó con la mentalidad de 78 años después, en el verdadero significado de la escultura diseñada por René de Saint-Marceaux. Su contenido iconográfico estricto lleva a la conclusión, de que lo allí representado no es el mito del Ave Fénix, sino el rapto de Ganímedes por Zeus, pero sin abrazo del dios.

Ganímedes fue un hermoso y heroico príncipe troyano, que fue raptado por ZEUS en Frigia, lugar en donde recibía la educación rústica de su juventud, cuidando un rebaño de ovejas, cuando el dios lo vio, enamorándose de él instantáneamente, transformándose en águila a continuación, para llevarlo al Monte Olimpo.

Ganímedes era hijo del rey Tros -el que dio su nombre a la ciudad de Troya-. Su hermano Asáraco fue el bisabuelo de ENEAS, el héroe troyano progenitor del pueblo de Roma, a donde marchó al ser invadida Troya, la ciudad gobernada por el rey Príamo y conquistada por los griegos Menelao y Agamenón.

En el Olimpo, Zeus hizo a Ganimedes su compañero de lecho y copero -el que servía las bebidas- de los dioses-. Todos los dioses se alegraron al ver la belleza del joven, salvo la mujer de ZEUS, HERA. Su odio por el joven fue usado por la mitografía para justificar el odio de la diosa hacia los troyanos.

Más adelante Zeus, hizo a Ganimedes inmortal y lo ascendió al cielo como la constelación de ACUARIOaguador/copero-.

Los padres de Ganímedes fueron recompensados por ZEUS con una viña de oro, obra de Vulcano, y dos caballos tan veloces que podían correr sobre el agua. Además, Hermes les comunicó la inmortalidad de su hijo.

Antonio Allegri da Correggio. El rapto de Ganímedes. 1531-1532. Óleo sobre lienzo. 163,5 x 70,5 cm. Museo de Historia del Arte de Viena.

Pedro Pablo Rubens. El rapto de Ganímedes. 1636-1638. Óleo sobre lienzo. 181x 87,3 cm. Museo del Prado. Madrid.

Quizá la modificación de René de Saint-Marceaux sobre el proyecto original del águila en solitario, residió en la búsqueda simbólica de una imagen del Ave Fénix que representara la unión entre las dos compañías –El Fénix Español y La Unión-, además de que la nueva iconografía completaría la idea de juventud y futuro, basándose entonces el escultor en la triunfante representación del rapto de Ganímedes, con matices, que llegó a mejorar la idea del Ave Fénix en solitario.

Al comprar en 1975 el edificio de la calle Alcalá 39 la compañía Metrópolis, cambió los nombres de la fachada y los logos de la rejería y se sustituyó el grupo escultórico de la Unión y el Fénix que remataba la cúpula, por una Victoria alada de Federico Coullaut Valera, autor de otras en Madrid, como las esculturas del monumento a Cervantes en la madrileña plaza de España.

10 años antes, La Unión y el Fénix Español, compró unos terrenos de dimensiones más que notables, para construir una sede social más moderna que se adaptara a los nuevos tiempos, . El arquitecto Luis Gutiérrez Soto ganó en 1964 el concurso convocado, pudiéndose trasladar las oficinas al nuevo edificio en 1972.

Al dejar La Unión y el Fénix Español el edificio de la calle Alcalá 39, esquina a Caballero de Gracia, en 1975, el grupo escultórico de la cúpula fue trasladado a los jardines del paseo de la Castellana 33, en donde permanece, aunque hoy en día la sede sea  propiedad y domicilio oficial de Mutua Madrileña.

Para el nuevo edificio se construyó otro Ave Fénix, obra del escultor Julián Lozano -también autor de la cuadriga que remata el Arco del Triunfo de la Ciudad Universitaria, cerca de la plaza de la Moncloa en Madrid-.

Algunas esculturas más dedicadas al Ave Fénix pueblan los cielos de Madrid, unas con jinete y otras sin él, además de las dos de Castellana 33, todas provenientes de edificios que en su día fueron de la Unión y el Fénix.

En la esquina de las calles Virgen de los Peligros n.º 2 y Alcalá n.º 23, está el Hotel Petit Alcalá Torre, construido entre 1928 y 1931 como clínica de La Unión y el Fénix Español.  Con sus doce pisos, fue uno de los primeros rascacielos de Madrid y hoy es un bonito hotel con un Ave Fénix sin jinete.

Junto a la plaza de Colón, con entrada por Castellana n.º 2 está el Hotel Gran Meliá Fénix. En los años 40, La Unión y el Fénix compró el edificio y le encargó al arquitecto Cánovas del Castillo la construcción de un hotel de lujo a la imagen y semejanza de los grandes hoteles de las ciudades europeas. En el interior se optó por el modelo con cúpula tipo jardín de invierno similar a la del Palace. Fuera, su fachada neoclásica rematada por el Fénix, con unas franjas rojas que pudieran simbolizar las cenizas de las que renacerá. También sin joven.

En el número 68 de la Gran Vía, está el edificio que la aseguradora AGF se quedó tras la absorción de la Unión y el Fénix tras su intervención. Se trata de un bloque de 11 plantas construido entre 1944 y 1947 por el arquitecto José María Díaz Plaja que forma chaflán con la calle García de Molina. Su principal seña de identidad es el torreón de tres pisos de su azotea, rematado por una gran cúpula negra, coronada a su vez por un Ave Fénix. Destaca tanto la majestuosidad del ave como la del hombre que hay encima, donde su anatomía está perfectamente resaltada, siguiendo la tendencia de la escultura clásica. Actualmente, el inmueble es propiedad del fondo de inversión estadounidense Oaktree, que se ha decantado por hacer una promoción residencial de primer nivel.

En la avenida del Llano Castellano n.º 17 existe un edificio que hoy alberga al Departamento de Aduanas e Impuestos Especiales del Ministerio de Hacienda. Fue una antigua propiedad de La Unión y el Fénix Español y está rematado con un Fénix cabalgado.

Otro  Aves Fénix que hay en los cielos de Madrid, es el que se encuentra sobre el Edificio de Gran Vía 32, conocido como Edificio Madrid-París que se construyó entre los años 1920 y 1924.

Fue diseñado por Gaston Braive de la Societé d’Etudes et de Constructions, siendo readaptado en Madrid por Teodoro de Anasagasti Algán, encargado de dirigir los trabajos para albergar los primeros Grandes Almacenes madrileños.

Fue en el año 1956, siendo ya propiedad de la empresa de seguros La Unión y el Fénix Español, cuando se llevó a cabo la reforma más profunda que cambió para siempre el aspecto exterior de edificio. El arquitecto Fernando Cánovas del Castillo construyó dos nuevas plantas, la séptima y la octava, eliminó las pequeñas cúpulas que adornaban los extremos, e instaló, coronando el edificio, la escultura del Ave Fénix de Mariano Benlliure.

En 1988 el Grupo Prisa compró el edificio a la Unión y el Fénix Español, reformando las dos plantas superiores para ser ocupadas por la cadena SER. En el año 2008, el grupo PRISA vendió el inmueble a un consorcio liderado por Drago Capital y el Royal Bank of Scotland. En 2011, el Royal Bank vendió su participación a Drago Capital y al fondo canadiense PSP. A partir de ese momento comenzó un proceso que culminó en una profunda obra de remodelación que recuperó la utilidad inicial del edificio, el uso comercial, y puso de nuevo en valor el gran patio central, la bóveda y hasta la escalera imperial. En 2015, Drago Capital vendió el edificio a la sociedad patrimonial Grupo Pontegadea. Desde  otoño de 2015, el edificio alberga los grandes almacenes PRIMARK.

En este último edificio, donde ahora está PRIMARK en Gran Vía 32, es en el que pondremos atención, para rematar la historia.

Música: Billie Holiday. Blue moon.

To be continued in part 3 an last.

Diana y sus flechas en la Gran Vía madrileña. Mito de Diana y Endimión. Parte 1.

Al margen de la existencia inicial de unos u otros dioses primordiales dependiendo de las diferentes teogonías, Hesíodo, el más popular de los relatores griegos que explicaron el nacimiento de los dioses y sus relaciones en las religiones politeístas, considera que hubo una primera generación de dioses primordiales: Caos, Gea, Tártaro y Eros. Read More

GÜELFOS Y GIBELINOS. Parte 3.

Tras el período carolingio, es decir tras Luis III el Ciego, el centro de gravedad de Europa Occidental se había desplazado desde la zona de los francos al otro lado del Rin, convirtiéndose Germania en la gran potencia regional, adquiriendo los señores feudales una gran relevancia política, nombrando entre ellos un rey para que fuera nombrado emperador.

Durante siglos, estos reyes alemanes trataron de afianzar su posición frente al resto de señores feudales que los eligieron -creando dinastías-, deseando también devolver a Europa la gloria imperial, haciéndose coronar emperadores en Roma, por el papa, como muestra de reafirmación divina.Read More

GÜELFOS Y GIBELINOS. Parte 2.

El inicio de la edad de hierro u oscura de la Iglesia católica puede señalarse con la muerte violenta del Papa Juan VIII -882-, que parece ser murió envenenado y posteriormente golpeado en la cabeza con un martillo. Coronó emperadores a Carlos II el Calvo en 875 y a su hermano Carlos III el Gordo en 881. Muchos de sus sucesores fueron destituidos, asesinados o encarcelados, con papados de muy corta duración. Fueron antipapas de este periodo Cristóbal, Dono II, Bonifacio VIIque asesinó a dos Papas: a Benedicto VI violentamente y de hambre a Juan XIV- Juan XVI, Gregorio, Benedicto X y Honorio II.

Read More

GÜELFOS Y GIBELINOS. Parte 1.

La Iglesia católica fue uno de los pilares básicos de la sociedad medieval, encontrándose con frecuencia inmersa en una sucesión de luchas por el poder, conspiraciones y guerras dentro y fuera de su organización, que buscaban la primacía no sólo en lo espiritual, sino también en lo temporal.

En los primeros tiempos de la Iglesia, los obispos solían ser elegidos por los componentes de su comunidad, consagrados por obispos de diócesis vecinas. En el caso del Papa, obispo de Roma, los clérigos, bajo la supervisión de los obispos escogían un candidato, presentándolo al pueblo de Roma que lo confirmaba o no. Con el tiempo, esta potestad fue siendo absorbida por las familias nobles romanas, lo que llevó a tenebrosas estrategias para lograr los objetivos de cada familia, dándose el caso de elección simultánea de más de un obispo de Roma.Read More

LA REBELIÓN DE LAS ALPUJARRAS. Expulsión de los moriscos de los Reinos de España. Parte 6.


 

Rebelión de las Alpujarras

Tercera fase, de enero a abril de 1.570.

Cuando Felipe II destituyó al marqués de Mondéjar como capitán general de Granada y nombró a don Juan de Austria, le dio a su hermanastro un ejército regular traído de Italia y del Levante, sustituyendo la milicia local que combatía hasta entonces, por una más profesional, partiendo el 26 de noviembre de1569 hacia Baza. El 23 de diciembre destruyó el presidio morisco de Güéjar para despejar la marcha, y el 29 de diciembre de 1569 con 3.000 infantes y 400 jinetes, llegó a la villa de Iznalloz, evitando el paso del puerto de la Mora. Al día siguiente, llegó a Guadix, y el 1 de enero a Baza, en donde permaneció varios días estudiando la situación. Allí le esperaba el comendador mayor de Castilla que se había trasladado desde Cartagena, llevando artillería, armas, munición y bastimentos.

Asedio de la Galera

El 19 de enero de 1570 se dirigió a la Galera, siendo recibido por el marqués de los Vélez, al que relevó en el mando de las operaciones de asedio. Disponía de 12.000 infantes y 300 jinetes. Se asentaron las baterías contra la villa de Galera y se hicieron dos asaltos, uno a la iglesia y otro a la villa que resultaron fallidos. Los defensores eran unos 3.000.

A pesar de utilizar masivamente la artillería, y pese a los varios asaltos fallidos, los sitiados no cedieron, excavando entonces los asediadores galerías subterráneas para colocar cargas explosivas que volaran las defensas. Tras las voladuras, el 7 de febrero entraron los cristianos al asalto, con cientos de bajas mientras los moriscos perdieron más de 2.000 hombres. La Galera fue destruida tras un completo saqueo.

Desastre de Serón

El 14 de febrero don Juan partió hacia Cúllar y Baza, para preparar la campaña de Almanzora. El 17 de febrero acampó en Caniles y, entre el 18 y el 22 de febrero, realizaron los españoles varias escaramuzas que acabaron mal.

Se dirigieron a Serón en donde al igual que en Válor, la tropa, desatendiendo su misión y pensando sólo en el saqueo, entró imprudentemente en la localidad dando tiempo a que llegaran hasta 6.000 musulmanes que acuchillaron a más de 600 cristianos.

El duque de Sessa acudió con 2.000 hombres en ayuda de don Juan de Austria, volviendo sobre Serón, ansioso de vengar la derrota. Esta vez, viéndo los moriscos tan gran orden, no se enfrentaron a ellos, incendiando la población y huyendo sierra arriba.

Conquista de Almanzora

El 21 de marzo se asaltó Tíjola la Vieja, la que previamente y en secreto, había sido abandonada por los moriscos, dejando allí a las mujeres y niños. Con sorpresa, se llegó a las fortalezas de Purchena, Cántoria, Tahal y otras, todas abandonadas, en las que Juan de Austria fue dejando pequeñas guarniciones.

El nuevo rey de los moriscos Aben Abóo había escrito al sultán otomano y al secretario del rey de Argel, relatándoles la triste situación en que se encontraban los desgraciados musulmanes de su reino, acometidos por los fuertes ejércitos cristianos, y reclamaba de ellos con urgencia, los auxilios que habían ofrecido. La reclamación de Aben Abóo, como las anteriores de Aben Humeya, no produjo sino buenas palabras tanto del turco como del argelino.

Cuarta fase, de abril de 1.570 a primavera de 1.571.

El avance de las tropas de Felipe II abrió una gran brecha en el bando morisco, entre los partidarios de continuar la lucha y los que defendían la necesidad de negociar la rendición. En mayo se produjo una entrevista en el Fondón de Andarax tras la que muchos moriscos depusieron las armas o huyeron al norte de África.

Poco después, el líder de los partidarios de la negociación, nombrado por Abén Aboo, El Habaquí, fue detenido y ejecutado por orden del rey morisco que lo había nombrado. Los combates se desplazaron entonces a la Serranía de Ronda en donde los moriscos concentraron sus fuerzas en la sierra de Arboto.  De allí fueron desalojados el 20 de septiembre por el duque de Arcos y el corregidor de Málaga

A partir de ese momento comenzó la deportación de los moriscos de todo el Reino de Granada. Los moriscos de Granada que habían sobrevivido -unos 150.000-, incluidos rebeldes o no, fueron deportados a otros lugares de la Corona de Castilla -unos 80.000-, huyendo el resto a tierras africanas.

La deportación general granadina se inició el 1 de noviembre de 1570 y los moriscos reunidos fueron conducidos a los centros de siete zonas designadas. Algunos fueron expulsados de los reinos de España en ese momento.

Mientras tanto, don Juan de Austria se encontraba en Terque, el río Almería y los Padules de Andarax; el duque de Sessa por Adra, Castell de Ferro y Berja. Al prohibir con graves penas el saqueo a la tropa, las deserciones proliferaron, hasta que de los 10.000 hombres de la Alpujarra solo le quedaron unos 4.000 a don Juan de Austria.

Aunque a partir de octubre de 1.570 las rendiciones de los moriscos fueron masivas, varios miles siguieron resistiendo, refugiándose en cuevas, donde muchos de ellos murieron asfixiados, ahogados por el humo de las hogueras que prendieron las tropas cristianas en sus entradas para obligarles a salir.

La tierra granadina se fue poblando de cristianos, al principio con alguna dificultad, pero después con el aliciente de las haciendas que el rey mandó distribuir y de los privilegios y franquicias que otorgó a los nuevos pobladores. No faltaron cristianos que quisieron ir a vivir a Granada, especialmente gallegos.

Aben Abóo, que todavía andaba por la sierra con ya solo 400 hombres, se guarneció en una cueva entre Bérchules y Trevélez, siendo asesinado por sus partidarios en marzo de 1.571, fecha en la que se dio por terminada la Guerra o Sublevación de las Alpujarras.

Expulsión de los moriscos en 1609.

Gabriel Puig Roda. Expulsión de los moriscos. 1894. 355 x 556 cm. Museu de Bellas Artes de Castelló.

Tras finalizar la insurrección, la población morisca total, se estimaba en 319.000 en toda España, pero distribuida de desigual manera: en Aragón 61.000, en Valencia 135.000 y en Castilla 110.000

En enero de 1.609 el Consejo de Estado comenzó a debatir sobre la expulsión de todos los moriscos, utilizando como razón principal, la seguridad del estado. El 4 de abril, el Consejo tomó la decisión de recomendar la expulsión de los moriscos al monarca.

Felipe III, que había relevado a su padre tras su muerte -1598- aceptó dicho consejo, y el 9 de abril de 1.609 decretó la expulsión de los moriscos de España.

Se decidió que la expulsión empezara por el reino de Valencia, al considerar esta región la más problemática para la ejecución de la expulsión, por el elevado número de población morisca, por estar concentrados en poblaciones montañosas y por su cercanía al litoral, accesible desde el norte de África.

Los preparativos para la expulsión de los moriscos de Valencia se llevaron a cabo en secreto para evitar insurrecciones. Se concentraron galeras en el Mediterráneo, se enviaron tropas y acudió la flota del Atlántico. A inicios del otoño tercios provenientes de Italia ocupaban posiciones estratégicas y escuadrones navales estaban en los puertos de Alfaques, Denia y Alicante. Todo estaba preparado.

El 22 de septiembre de 1.609 se publicó el decreto de expulsión en Valencia. En este decreto se ordenaba la expulsión, aunque contenía una cláusula que eximía a los niños menores de 4 años, elevado después hasta los 14 años, si sus padres estaban de acuerdo.

Se permitió a los moriscos que conservaran sus bienes muebles, pero sus posesiones, sus casas y sus cultivos pasarían a formar parte de las propiedades de sus señores como compensación. La destrucción o incendio de cualquier propiedad estaba penada con la muerte.

Los moriscos tras ser obligados a pagar el pasaje, fueron transportados al norte de África, donde en ocasiones fueron atacados por la población de los países receptores. Esto causó temores en la población morisca restante, produciendo el 20 de octubre una rebelión morisca de los que aún quedaban, para evitar la expulsión. Los rebeldes fueron reducidos en noviembre, y se terminó con la expulsión de los últimos moriscos valencianos. Pasados 3 meses desde el decreto habían sido expulsados de Valencia 116.022 moriscos.

Pere Oroming. Embarco de los moriscos en el Grao de Valencia. 1616. Óleo sobre lienzo. Colección. 110 x 174 cm. Bancaja.

El 18 de abril de 1610 el rey Felipe III firmó la orden de expulsión de los moriscos del Reino de Aragón, ejecutándose, y a continuación, en septiembre la de los moriscos catalanes.

La expulsión de los moriscos de Castilla fue una tarea más difícil, puesto que estaban mucho más dispersos. Debido a ello, a la población morisca se le dio una primera opción de salida voluntaria del país, donde podían llevarse sus posesiones más valiosas y todo aquello que pudieran vender. Así, en Castilla la expulsión duró tres años -1611 a 1614-, e incluso algunos consiguieron evitar la expulsión.

Del Reino de Granada fueron expulsados unos dos mil moriscos, que eran parte de los pocos que quedaron después de la deportación.

Expulsión de los moriscos de Granada. Manuel Gómez Moreno Roda.

Música: Juan del Encina. Ay triste que vengo. Cancionero de Palacio. Siglos XV y XVI.

LA REBELIÓN DE LAS ALPUJARRAS. Parte 5.

Tras la publicación de la Pragmática de Felipe II el 1 de enero de 1567, estalló la insurrección de los moriscos en las Alpujarras. Fernando de Córdoba y Válor –el que sería rey morisco con el nombre de Abén Humeya- se unió a la rebelión, abjurando del cristianismo.

Abén Humeya había nacido en Válor en 1545, morisco de nombre cristiano Fernando de Córdoba y Válor, fue bautizado -no en la pila bautismal claro- con el nombre de Abén Humeya, que es la versión hispanizada del nombre árabe Ibn Umayya, que significa hijo de Umayya, haciendo alusión a sus orígenes Omeyas. A los veinte años fue elegido Caballero veinticuatro del cabildo granadino, y fue propuesto para rey de los moriscos por el valor demostrado al vengar la ofensa hecha a su padre Antonio de Válor y Córdoba, que había sido procesado y condenado a galeras, por un crimen que al parecer no había cometido,  perteneciendo además a una familia muy principal. Fernando fue encarcelado al ser acusado de introducir una daga en el cabildo, y ante las presiones recibidas, y estando en arresto domiciliario, intentó vender por 1.600 ducados su veinticuatría al objeto de pagar el aval de la fianza que le había adelantado un amigo para conseguir  la libertad temporal. El negocio salió mal, huyendo con su mujer Brianda el 23 de diciembre de 1568 a la Alpujarra granadina.

Proclamación como rey de Abén Humeya.

Abén Humeya. Fernando de Córdoba y Válor.

Coronación de Aben Humeya.

Merced a la influencia de su tío, Hernando el Zaguer, alguacil de Cádiar, que convocó una reunión de los principales moriscos en el Albaicín para la elección de un líder o conductor de la sublevación, fue nombrado Fernando -a veces la historia le llama Hernando igual que su abuelo- de Córdoba y Válor rey de los moriscos, el 27 de diciembre de 1568, siguiendo el viejo ritual con que se entronizaba a los reyes de Granada, “vistiéndole de púrpura, tendiendo cuatro banderas a sus pies, reverenciándoles y exhumando profecías” en Béznar, coronándolo según la leyenda, bajo el Olivo del moro, entre Narila y Cádiar.

Fueron desestimados los méritos del otro aspirante al trono Faragh Ibn Faragh descendiente de los abencerrajes y cabecilla de los monfíes -moriscos bandoleros refugiados en la Alpujarra-.

El abuelo de Aben Humeya era de una familia de Granada que se proclamaba descendiente de los Omeyas. Colaboró con los Reyes Católicos y se convirtió al cristianismo con el nombre de Hernando de Córdoba, siendo recompensado por los reyes con el señorío de Válor. Fijó su residencia en esta población, añadiendo a su apellido el nombre del señorío, pasando a conocerse como Hernando de Córdoba y Válor, y su familia, los Valoríes. Hernando llegó a ser Caballero veinticuatro de Granada -así se denominaron los regidores y concejales de la época en esa zona-.

Aben Humeya fue el líder de la rebelión de las Alpujarras contra la corona de las Españas, hasta que fue asesinado por su primo Aben Aboo  y Diego Alguacil en 1569.

Diego López, llamado Abén Aboo, vecino de Mecina Bombarón, primo de Aben Humeya, fue un morisco de familia principal, que participó en la Rebelión de las Alpujarras y que la encabezó tras el asesinato de su primo Aben Humeya, siendo nombrado rey de los moriscos -el último-. Aben Aboo era sobrino también de Hernando el Zaguer, alguacil de Cádiar. Habiendo dado refugio en su casa a Abén Humeya y a Hernando el Zaguer, los hombres del marqués de Mondéjar lo sometieron a crueles tormentos, a pesar de lo cual, no declaró nada de lo que deseaban oír los del marqués.

A pesar de las muestras de lealtad extrema dadas durante el martirio, cuando estallaron diferencias entre los sublevados, se puso en el bando contrario a su primo Aben Humeya, acusado de estar en tratos con los cristianos, además de haber ordenado asesinar a los combatientes turcos y norteafricanos que luchaban al lado de los moriscos granadinos. En la noche del 20 de octubre de 1569 en el palacio de Laujar de Andarax, Abén Aboo junto a Diego Alguacil, cuya mujer había sido mancillada por Abén Humeya, dieron muerte a su primo el rey, tirando cada uno de un lado de la cuerda con la que le habían rodeado el cuello.

Abén Aboo fue elegido para ocupar el trono vacante, y tras obtener la confirmación del gobernador de Argel en representación del sultán otomano, tomó el título de Muley Abdalá Abén Aboo, rey de los andaluces, e hizo colocar unas letras en su bandera que decían: No pude desear más, ni contentarme con menos.

Principales levantamientos en las Alpujarras.

Inicialmente los rebeldes sublevados fueron alrededor de 4.000, pero este número fue creciendo hasta configurar una fuerza de 25.000 hombres, que lucharon contra las tropas reales mandadas por el marqués de Mondéjar y el marqués de los Vélez y posteriormente por don Juan de Austria -hijo ilegítimo de Carlos I y Bárbara Bloomberg-. A pesar de que originalmente la iniciativa militar correspondió a los moriscos, acabaron siendo derrotados tras casi tres años de lucha.

Abén Aboo según un grabado de la novela Los monfíes de las Alpujarras (1859) de Manuel Fernández y González.

En la rebelión de las Alpujarras se pueden considerar cuatro fases.

  • Primera fase (hasta marzo de 1.569).
  • Segunda fase (marzo 1.569 a enero 1.570).
  • Tercera fase de (enero de 1.570 a abril de 1.570).
  • Cuarta fase (abril de 1.570 a primavera de 1.571)

Primera fase (hasta marzo de 1.569)

Comprendió las campañas conducidas por Íñigo López de Mendoza y Mendoza, marqués de Mondéjar desde el oeste y Luis Fajardo, marqués de los Vélez desde el este.

El marqués de Mondéjar salió de Granada a principios del mes de enero del año 1.569. Se dirigió hacia la zona de Alhendin, pasando al Padul y Durcal, donde se abasteció y reunió 1.800 infantes y 90 jinetes. Se dirigió a Tablate para intentar dominar el puente, que era la puerta de entrada a la Alpujarra, dominado por los moriscos sublevados, de donde fueron expulsados, reconstruyéndolo, para que la artillería pudiera internarse con el resto de la fuerza en la Alpujarra

Primera Fase del marqués de Mondéjar.

Marchó a Órgiva para socorrer a unos cristianos que resistían en la torre de Albacete el asedio de los monfíes. Cuando los sitiados vieron aparecer al marqués con su ejército, salieron a combatir a los atacantes, cogiendo a los moriscos entre dos fuegos. Órgiva fue recuperada por los cristianos tras 17 días de lucha.

Tras dejar algunos hombres para la defensa del pueblo, Mondéjar se dirigió hacia la taha de Poqueira -Pampaneira, Bubión y Capileira- y más tarde a Pitres, donde los moriscos contratacaron sin éxito.

El marqués recibió información que situaba a Aben Humeya en Juviles, por lo que se dirigió hacia allí, pero por la ruta de Trevélez, por la sierra de Poqueira. Juviles se entregó sin lucha tras ser abandonada por los moriscos, y el marqués se retiró a Órgiva dejando guarniciones en los sitios recuperados.

Estando en Órgiva recibió Mondéjar noticias de que Aben Humeya podría estar escondido en la zona de Válor. Envió a los capitanes Antonio de Ávila y Álvaro Flores para buscarlo y prenderlo, señalando claramente que no debía causarse daño a la población de Válor. La orden fue incumplida y la tropa se dedicó al saqueo. Perdida la cohesión de la unidad mientras esto ocurría, fueron atacados y masacrados por los moriscos en lo que la historia ha denominado El desastre de Válor.

El desastre de Válor animó a Abén Humeya a impulsar nuevamente la revuelta cuando ya parecía controlada, y el rey Felipe II, sustituyó al marqués de Mondéjar en el mando  conjunto de las operaciones por su hermanastro Juan de Austria.

Simultáneamente que Mondéjar inició su andadura por el oeste, el marqués de los Vélez salía de Vélez Blanco llegando a Terque, al este de las Alpujarras. remontando el cauce del río Nacimiento hasta llegar a Santa Cruz, y más tarde a Huécija, librando una brutal batalla en la toma de Félix que al fin fue sometida junto a Enix y Vícar.

Primera Fase del marqués de Vélez.

En Ohanes, los moriscos degollaron a 73 cautivas cristianas, dirigiéndose el marqués de los Vélez hacia allí con gran desgaste logrando ocupar la población causando más de 1.000 muertes y unos 1.700 cautivos moriscos, estos últimos, básicamente mujeres y niños, pues los hombres fueron ahorcados.

A pesar de los aparentes éxitos, la campaña fracasó por la enemistad que mantenían los dos marqueses, y la indisciplina de la tropa, cuyo fin último no era la victoria, sino el pillaje y consecuente botín. La insurrección cobró nueva fuerza y las diferencias entre los marqueses fue zanjada por Felipe II que nombró nuevo capitán general del reino de Granada, a don Juan de Austria, que el 12 de marzo llegaba a la capital granadina.

La Segunda Fase comprendió desde marzo de 1.569 a enero de 1.570 y durante la misma, la iniciativa correspondió a los moriscos que contaron con nuevos apoyos, porque las aldeas del llano se sumaron a la rebelión. El tiempo de inactividad fue aprovechado por Abén Humeya para comenzar a finales de abril un segundo levantamiento, más extenso y complejo que el anterior.

El 30 de marzo una expedición a la Alpujarra para capturar a Abén Humeya, fue enviada por Mondéjar y dirigida por Álvaro Flores y Antonio Ávila, que terminó en total fracaso. En efecto, una emboscada de los moriscos mató a casi 1.000 hombres y a sus capitanes.

Una de las batallas más importantes de esta fase fue la Batalla de Berja el 17 de mayo de 1.569, en la que a pesar del minucioso planeamiento morisco y de la superioridad de fuerzas, cayeron derrotados ante las tropas cristianas que les causaron 1.400 muertos, mientras que del bando cristiano tan sólo hubo una veintena. A los pocos días de la derrota morisca, el 10 de junio de 1.569, el marqués de los Vélez llegó a Adra.

Otras batallas importantes en esta segunda fase fueron las de del valle de Almanzora, con la toma por los moriscos de Purchena, marchando desde ahí al altiplano granadino, para tomar las fortalezas de Serón y Oria. A mediados de junio, la mayoría de las localidades del Almanzora alto y medio se habían unido a la rebelión morisca.

La caída de Serón se produjo el 16 julio y el 24 de julio Oria veía en sus puertas un ejército de 3.000 rebeldes que buscaban invadir posteriormente Vélez Blanco después de hacerse con Oria.

El 4 de agosto don Juan de Austria ordenó a Antonio de Luna, que tomara el mando sustituyendo a Mondéjar, y que se dirigiera hacia Válor.

D. Juan de Austria.

Pasaron agosto y septiembre, y en octubre de ese año -1569- se produjo el asesinato de Aben Humeya en Laujar de Andarax, al parecer por su arbitrariedad y tiranía, por la ambición de su primo Aben Aboo, por el enfrentamiento de Aben Humeya con las tropas turcas, o por el odio que le profesaba Diego Aguacil. Fue asesinado como ya se ha dicho por su primo -quien le sucedió- auxiliado por Diego Alguacil. Fue enterrado en Laujar de Andarax, pero don Juan de Austria, al terminar el conflicto, mandó trasladar sus restos a Guadix.

Música: UNA SAÑOSA PORFÍA . Juan de Fermosselle  también conocido por Juan del Encina. Siglo XV.

Muerte de Abén Humeya el 20 de octubre de 1569 en el palacio de Laujar de Andarax el 20 de octubre.

To be continued in part 6 and last.

LA REBELIÓN DE LAS ALPUJARRAS. Parte 4.

Tras la rendición del reino nazarí, los Reyes Católicos firmaron las últimas capitulaciones de la ciudad de Granada el 25 de noviembre de 1491, en las que se garantizaban la libertad personal y la conservación de los bienes de los vencidos y el mantenimiento de su organización social, jurídica, cultural y religiosa. Sus alfaquíes y ulemas seguirían siendo los jefes de las comunidades musulmanas.Read More

La Alpujarra granadina y sus tres joyas empaquetadas en el espacio intermamario del Barranco de Poqueira: Capileira, Bubión y Pampaneira. La sublevación morisca de 1568 y una historia de amor. Parte 3.

Acercándonos a las joyas de la Alpujarra granadina llegamos a Pitres, capital y cabeza de las poblaciones del municipio, en donde se encuentra el ayuntamiento, el centro de salud y el colegio. Está a 75 km de Granada capital, a una altitud de 1.200 m, con cerca de 400 habitantes.Read More

La Alpujarra granadina y sus tres joyas empaquetadas en el espacio intermamario del Barranco de Poqueira: Capileira, Bubión y Pampaneira. La sublevación morisca de 1568 y una historia de amor. Parte 2.

Dejando la Alpujarra Baja que comprende el Valle del Guadalfeo, la Sierra de Carchuna, la Sierra de la Contraviesa, la Hoya de Berja, la Sierra de Gádor y el Campo de Dalías, es decir, las poblaciones situadas en el valle del río Guadalfeo –Órgiva, Torvizcón, Cádiar…- y en las sierras costeras a media ladera, desde Gualchos en Granada hasta Aguadulce de Roquetas de Mar, con todos los pueblos de la Sierra de la Contraviesa, incluida Adra, así como, más al este, las poblaciones de la Sierra de Gádor, Berja, Dalías, El Ejido, Enix, Felix, parte de Vícar, La Mojonera y Aguadulce, en la provincia de Almería, comenzamos la subida por una buena, pero estrecha carretera a la Alpujarra Alta, que en cada curva nos sorprendía con cambios increíbles en el paisaje, pasando de valles baldíos y secos, a otros verdes y llenos de vegetación y agua intuida.Read More